Cosmovisión y religión

 Uno de los aspectos más conocidos de la cultura mexica es la religión y esto se debe al gran número de fuentes de información (códices, restos materiales, textos coloniales) que destacan su importancia. El pueblo mexica era profundamente religioso y construyó una particular visión del mundo, uniendo ideas antiguas de Mesoamérica e introduciendo nuevas. Su cosmovisión regulaba la vida política, económica, social y cultural de la sociedad.

Los mexicas crearon su propia cosmovisión, semejante a las otras culturas mesoamericanas, pero con elementos de su contexto natural y social. En su visión la tierra o tlaltícpac se encontraba rodeado por agua. La superficie estaba dividida en cuadrantes en forma de cruz, con el centro una piedra verde. A cada cuadrante se le asigna un color y un símbolo que se relaciona con el movimiento del Sol y la vida.


La tierra representa a su vez la separación horizontal entre los 13 cielos y los 9 inframundos. En la bóveda celeste se encontraba en los primeros cielos los planetas y los astros, representados todos por un dioses; las capas superiores se habitaban por los dioses como Tláloc, el dios de la lluvia y Chalchiutlicue y en lo más alto se encuentra el Omeyocan, “el lugar de la dualidad”, donde se originó todo el universo, creado por Ometecuhtli y Omecihuatl. Esta pareja divina (Ometeótl) creó a todos los demás dioses y en particular Tezcatlipoca rojo o Xipe Totéc, Tezcatlipoca negro, Tezcatlipoca Blanco o Quetzalcóatl y Huitzilopochtli o Tezcatlipoca azul.




Estas divinidades fueron los creadores de los elementos (fuego, agua, viento, tierra) y de los hombres ( Quetzalcóatl ) y desde rumbos respectivos del universo actuaban a veces como fuerzas en conflicto que provocaban cataclismos y guerras. Los cuatro dioses principales, alternadamente, habían creado las diversas humanidades que existieron y el mundo había existido varias veces consecutivas; a cada edad le llamaron Sol y los seres de cada una de ellas fueron siempre superiores a los de la edad anterior; cada una de las edades corresponde a una de las cuatro fuerzas primordiales: agua, tierra, fuego y viento. Los mexicas vivían en la quinta edad o Quinto Sol, llamada Sol cuatro movimiento Nahui Ollin. En la tradición mexica la lucha entre los opuestos Quetzalcóatl y Huitzilopochtli.


Debajo de la tierra se encontraba los 9 inframundos a los cuales se acedía en el centro del cosmos (las cuevas de las pirámides). En este lugar los muertos tenían que pasar varias pruebas antes de descansar por completo. En el fondo se encontraba el Mictlán donde reinaba otra pareja divina Mictlantecuhtli y Mictecacíhuatl.

La cosmovisión mexica incorpora con su visión del mundo aspectos de las religiones de pueblos antiguos de Mesoamérica y agregan elementos nuevos como la deidad Huitzilopochtli que no se conocía en otras culturas mesoamericanas. La lucha de su dios tutelar con Quetzalcóatl representa la dualidad en el mundo natural y humano, y a su vez parece simbolizar la fuerza de la sociedad mexica como una nueva potencia en el centro de Mesoamérica. Es justamente en la época del imperio mexica (1428-adelante) que se escribe el mito de Huitzilopochtli como dios tutelar distintivo de su pueblo. En él, aparece como el nuevo Sol que debe mantenerse en movimiento, en vida, por medio de la vida misma: la sangre fresca de los sacrificados y los guerreros, que entregan su vida en el campo de batalla para alimentar al Sol.



Mito de un dios

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